Las personas viven teniendo la necesidad de sentirse ocupadas para no oír lo que realmente tienen dentro. Muchos callan esperando oír algo, pero las ocupaciones les han robado todo, todo lo que podría importarles saber de sí mismos.
Las personas viven sintiendo culpa, un valor tan cristiano, tan de tener que pagar por existir, de sentirse mal por aprender una lección que nadie les enseñó a procesar.
Las personas viven sometidas a la opinión ajena, tan alejados de sus propios mundos, tan ajenos a sus sentimientos, que la vida pasa corta y sin mayores sensaciones que las que se nos permiten expresar o vivir.
Las personas viven sintiendo culpa, un valor tan cristiano, tan de tener que pagar por existir, de sentirse mal por aprender una lección que nadie les enseñó a procesar.
Las personas viven sometidas a la opinión ajena, tan alejados de sus propios mundos, tan ajenos a sus sentimientos, que la vida pasa corta y sin mayores sensaciones que las que se nos permiten expresar o vivir.
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