Sofía:
Nunca pensé volver aquí, la calle está distinta a cuando me fui, llego a su casa, no me reconoce, me dice que me siente, dice que soñó que yo había llegado antes, me siento en su sofá, suena Nirvana, mira los videos extasiado y con ojeras, es un puto enfermo drogadicto, no sé como llegué a parar a su puerta, quizás la necesidad de un techo conocido, no lo sé, sólo vuelvo porque mi padre no dejaba de golpearme, recuerdo a Benjamín, pudo haber sido algo lindo nuestro, si yo le hubiese prestado atención claro, pero no, acá estoy en el sofá de Gabriel, el de las pestañas largas, el que tanto me gustaba hasta hace unos años, quién ahora me da hasta un poco de asco y miedo. Pero estoy, de pronto trae dos botellas de cerveza, se toma una casi al seco, me ofrece una, tomo dos sorbos, tomo más, se me calientan las orejas y el estómago. Lo miro, se va a otra habitación, después de quince minutos dice mi nombre, Sofía, estoy esperando. ¿Esperando qué?, me pregunto, entro a la habitación, tiene los jeans con el cierre abajo, no me mira, mira el techo, de pronto extiende su brazo pidiendo la botella, me siento en la cama a los pies, me dice ya, me río, me dice ven, me acerco y abre sus brazos como esperando un abrazo, le pregunto si eso quiere, me dice, sabes que quiero, me siento como una puta, como quién sólo va por un trabajo, me siento sola, me siento fea, inútil, lo abrazo, me besa el pecho, no para, succiona todo, lo aparto, me río, le pido un beso, me da una cachetada, le doy un nuevo beso, besa bien. Bajo lo que queda de sus pantalones, en realidad su pertenencia no es de gran volumen, no sé si entienden, me río nuevamente, me agacha la cabeza hacia abajo, me siento asquerosa, lo hago, cierro los ojos, siento arcadas, no soporto, voy al baño, me lavo los dientes con su cepillo, me llama, sus ojos perdidos en el techo, me dice , quiero ver tu cuerpo, lo miro y digo que sí, pero antes que tu puta computadora suene, que suene la música, me niego a todo si no hay música, ahora sí, ya déjame volar en ti, suena algo agresivo de fondo, es la canción favorita de mis amigos y yo para tener sexo, suena a todo volumen, el vecino toca la puerta, salgo semidesnuda y le digo vete a la mierda, entro, me tiro sobre Gabriel, siento mis muslos hirviendo, lo encuentro patético, me da unas especies de nalgadas y le digo , pégame como hombre, me ahorca, me pega en el vientre, me apoyo con las piernas dobladas y le saco la mierda, peleamos, forcejeamos, tengo miedo de lo que dice Nit. Miedo de convertirme en una simple puta. No disfruto mucho, más bien es Gabriel quién gime y grita de manera repulsiva, me dice que ponga mis brazos en sus hombros que quiere ver como se mueve mi pecho, lo hago, no me opongo a nada, me entrego, me entrego a la sensación de que esa noche, seré alguien, alguien para ese cuerpo, que no me sentiré vacía, que me abrazará y hará sentir que me quiere, por lo menos una noche.
¿Te gustó? Pregunta, lo miro le digo que sí, aunque no es cierto, en realidad preferiría haber estado mirando una porno, pero bueno, no amanecí sola. Voy desnuda al baño, necesito orinar, me sigue, le digo que no, que no puedo si me mira, entra y orina en la ducha, es rara la sensación, me limpio, me da un beso, me dice que soy extremadamente bonita y que soy cosa seria en la cama, me digo a mis adentros “quisieras que dijera lo mismo de ti, pero no soy hipócrita”. Me paro, me miro en el espejo, mi vientre morado, mis costillas verdosas, el tipo me saco la mierda, mi cara tiene una zona enrojecida, digo hijo de puta a mis adentros, aparece feliz, me trae cereal, me mira desnuda, me abraza por la espalda, mira al espejo y dice, nos vemos lindos juntos, quiere que me quede para almorzar, le digo que no, que debo partir y así hago. Me sigue, subimos juntos al ascensor del metro, nos besamos mucho, le reímos a la cámara de seguridad, me da un golpe en la cadera y dice, eres mía, le digo que no y me voy, me tira el brazo y me da un beso, le digo déjame y no miro para atrás.
En el metro todo avanza rápido, miro a una chica rubia, la envidio, envidio que no haya hecho lo mismo que yo toda la noche, veo sus senos, son bonitos, me mira con cara de qué quieres estúpida, y miro el suelo, me imagino con ella de la mano, me imagino con ella queriéndome, me imagino siendo querida, el metro para, me bajo, camino a casa de Benjamín y su vieja dice que no está, me siento afuera en la vereda esperando a que vuelva, paso las manos por la tierra que queda en la calle, formo una isla, ahí querría vivir, ahí querría olvidarme de quién soy, mi madre, qué lejano recuerdo.
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