Permanecía horas en la noche abierta contemplando la inmensidad del universo, a veces se sentía solo pero la mayor parte del tiempo absorto en cada detalle del planeta...era curioso, muy curioso, desde pequeño su padre le pidió que abandonase el pueblo pero no pudo, intentó escapar a la ciudad...caminó por la carretera y estaba subiéndose a una camioneta cuando recordó las rejas que con su padre habían puesto fuera de casa y sintió la necesidad de volver, siempre se preguntaba qué sería de su destino, si no era acaso la tierra quién lo mantenía atado.
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He estado acá, a la orilla de mi río toda la noche...la inmensidad del universo me absorbe...solo gozo de 3 pertenencias y no requiero más...mi chaqueta a cuadros para calar el frío, la tierra y un viejo libro. La madera es mi hogar...si no trabajase con Franco en la carpintería mi vida sería un mal sueño...me pregunto a veces si debería hacerle caso a mi viejo, irme del pueblo...más lo intenté una vez y me vi imposibilitado, recordé la reja de casa, eso que mantenía a salvo a mi familia, recordé a mi madre, que si me iba, estoy seguro no volvería a ver, a veces siento que la tierra me seduce, que no deja espacio ni para que respire, me pregunto qué será de mi vida en unos años, si de la tierra vine y en la tierra me quedaré.
1 comentario:
Hola, Mariela.
Bueno, decirte que pasé de casualidad por tu blog, me agrada tu estilo. Conmovedor y tierno, sobrtdo en este post-cuento. Seguire dando una vuelta mas x tus cuentos.
Felicitaciones, hay talento!
saludos
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