He sido testigo de tu triste realidad, vagando por las sobras.
Qué gaviotas, qué gavilanes, qué pelicanos y flamencos.
¿Qué tú? ¿y tú qué? ¿tú nada?
Te tildan de basura, te apellidan de plaga, carroñera sucia de la ciudad; eres fea, ploma y sin vida, infecciosa, inmunda, poco agraciada.
Pero hey vamos, realcemos tus bondades, tu fidelidad, tu cuello que es cual joya más cara del universo. ¿Acaso nadie nunca lo notó?
¿Hablé muy alto?
Hey, calla, pronto vendrán por tí si me oyen, pronto pondran sus ruines manos sobre entre tus plumas y cortaran tu pescuezo para hacerse abrigos así como utilizan todo aquello que algún día despreciaron para hacerlo moda y entonces sera moda el gris y entonces los burgueses serán unos deprimidos, entonces ya los cielos estarán quietos y calmos y todo será una rutina, así como todo lo que tocan termina por agobiarnos y ahogarnos, por convertirnos en moldes, los moldes serán opacos.
No me queda otra cosa que decirte paloma, no me queda más que pedir en nombre de mi raza perdón con anticipación, por patearte en la calle, por humillarte, porque querrán cortarte y degollarte, por asumirte como una criatura de inframundo, por no observar tu gloria, tu belleza oculta, por querer utilizarte, por ser ellos finalmente, te pediré perdón en nombre de ellos por ser como son; seres sin alas.
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